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Orgullo de mis callos

Hoy, una breve historia: La historia de mis callos.


Me había enamorado del tiple escuchando el CD de José Jacinto Monroy, cuando, sin conocer el instrumento aún, intentaba averiguar de dónde era ese sonido que daba la sensación de campanitas, de brillo. Me embelesaba horas frente al equipo de sonido, cerrando los ojos e imaginándome qué instrumento podría ser. Años después supe que era el maestro Pablito Sanabria tocando el tiple.

Año 2003. Yo tenía 11 años. Nos dieron la oportunidad de conocer los instrumentos de cuerda en la Escuela de Música de Paipa. Tiple, Guitarra, Bandola. Debíamos asistir a una clase de cada uno y luego decidir en cuál nos íbamos a quedar. Asistí primero a la de tiple y no quise asistir a las demás. Ahí me quedé, con mi primer maestro de tiple: Carlos Oswaldo Suárez.


Era ya como la tercera clase, y comencé a quejarme, que me dolían los dedos. Se acercó el maestro Carlitos y me dijo: «Mira, cuando tengas los dedos así, no te va a doler». Tengo esa imagen grabada en mi mente. Me impactó mucho ver sus dedos casi blancos, brillantes, con las tres líneas de las cuerdas marcadas en ellos. «Son callos, y para que salgan hay que estudiar mucho». De sólo pensarlo me dolió, pero seguí.

Intensa para todo, como suelo ser, al mes ya no tenía uña en el dedo índice de mi mano derecha, y había comenzado a abrirse la piel en mi dedo índice de la mano izquierda. Fui a quejarme con el profe de Guitarra que estaba por ahí, el maestro Freddy Fonseca. Le dije: «Mira, me duele, qué hago» Y el con una sonrisa , me dijo » ¡Bien china! Te está saliendo tu primer callo, ¡Felicitaciones!». No supe si reír o llorar. Pero me felicitó por el callo, entonces me puse feliz.


Pasaron los años seguí tocando, y luego, al entrar a la U, abandoné a mi pobre tiple. Cual interesada y oportunista, sólo lo buscaba para alguna que otra chisga.

Hace un año, cuando comenzamos a trabajar con mi Margarita Dueto Vocal, y volví a estudiar en forma junto a mi mejor profe y además amado Francisco Cristancho, volvió el dolor a los dedos como nunca. Me dijo entonces Francisco: «Ahí tienes, tu instrumento está protestando, hay que estudiar». El hay que estudiar terminó con los dedos inflamados, sangre en ellos. Sí, hubo llanto de piedra y dolor.



Llevo un año estudiando a buen ritmo. Un repertorio exigente. En septiembre y octubre del 2020 recibí dos premios como mejor tiplista. Todavía no me la creo.

Cuando he ido al mantenimiento de mis uñas (porque, para los que no saben, como tiplista, las uñas de la mano izquierda son cortas y las de la mano derecha son largas, y, en mi caso, toca acrílicas porque las mías no dan para el ritmo de trabajo) toca advertir a la manicurista que no retire ni lime los callos de la mano izquierda. Hace poco no encontré a la chica que siempre me hace las uñas, y en su reemplazo, una manicurista que no supo escuchar, me limó la uña con todo y callo, causándome mucho, mucho dolor.

El repertorio que venimos trabajando con mi Dueto es cada vez más exigente. Ha tocado estudiar mucho, mucho. Hoy, mis dedos están así, acabo de tomar esta foto.


Hoy ya no duele, están duritos. No es muy estético, eso sí, pero al recordar al maestro Carlitos y sus dedos, al maestro Fredy y su felicitación; y al ver la sonrisa y ojos de orgullo de Francisco cuando le muestro mis dedos después de estudiar, siento que me estoy cumpliendo, que sí lo logré, que sí lo logro cada día.

Hoy estoy orgullosa de mí, estoy orgullosa de mis callos..

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